Entramos en la recta final de nuestro período de Presidencia de turno en la U.E. y llega el momento de hacer balance.
Los objetivos que España se marca de cara a su mandato fueron los siguientes:
Impulsar el espíritu europeísta.
Aproximar la U.E. a los ciudadanos europeos.
Promover los valores comunes de paz y bienestar.
Consolidar una Unión más segura.
Reforzar la Europa social.
Aplicar el Tratado de Lisboa.
Luchar contra el cambio climático.
¿Somos conscientes los españoles de lo importante que es desempeñar un cargo de responsabilidad de este tipo?. Nuestra democracia aun es joven, lo suficiente como para recordar etapas en las que nuestro futuro no dependía de nosotros, aunque también es lo suficientemente madura como para ejercer la coordinación del grupo de 27 países con la garantía de haber sabido llevar un período de Transición, entre la Dictadura y la Democracia, de forma pacífica.
Nuestra Transición es estudiada en todo el Planeta como ejemplo de paso pacífico e incruento hacia una sociedad contemporánea en la que valores como la libertad, la paz o la seguridad son el referente a seguir y son precisamente esos mismos valores los que España ha defendido como Presidenta de turno de la U.E.
El hecho de que todos los países miembros de la U.E. desempeñemos por turnos esta labor no le resta en absoluto importancia. Valoremos este honor y esta responsabilidad, esperando que en nuestro siguiente turno de Presidencia la situación económica a nivel mundial haya cambiado, para que la tarea del Gobierno sea más sencilla y gratificante.
Joaquín Sabina plasma con toda crudeza y de forma bella, la decadencia de una relación con estas palabras: “Cada vez más tú y cada vez más yo, sin rastro de nosotros”. No me gustaría que esto nos sucediera, sintámonos europeos y huyamos sin miedo de sentimientos nacionalistas excluyentes, seamos protagonistas de un espacio europeo inclusivo en el que todos tengamos cabida.
Los objetivos que España se marca de cara a su mandato fueron los siguientes:
Impulsar el espíritu europeísta.
Aproximar la U.E. a los ciudadanos europeos.
Promover los valores comunes de paz y bienestar.
Consolidar una Unión más segura.
Reforzar la Europa social.
Aplicar el Tratado de Lisboa.
Luchar contra el cambio climático.
¿Somos conscientes los españoles de lo importante que es desempeñar un cargo de responsabilidad de este tipo?. Nuestra democracia aun es joven, lo suficiente como para recordar etapas en las que nuestro futuro no dependía de nosotros, aunque también es lo suficientemente madura como para ejercer la coordinación del grupo de 27 países con la garantía de haber sabido llevar un período de Transición, entre la Dictadura y la Democracia, de forma pacífica.
Nuestra Transición es estudiada en todo el Planeta como ejemplo de paso pacífico e incruento hacia una sociedad contemporánea en la que valores como la libertad, la paz o la seguridad son el referente a seguir y son precisamente esos mismos valores los que España ha defendido como Presidenta de turno de la U.E.
El hecho de que todos los países miembros de la U.E. desempeñemos por turnos esta labor no le resta en absoluto importancia. Valoremos este honor y esta responsabilidad, esperando que en nuestro siguiente turno de Presidencia la situación económica a nivel mundial haya cambiado, para que la tarea del Gobierno sea más sencilla y gratificante.
Joaquín Sabina plasma con toda crudeza y de forma bella, la decadencia de una relación con estas palabras: “Cada vez más tú y cada vez más yo, sin rastro de nosotros”. No me gustaría que esto nos sucediera, sintámonos europeos y huyamos sin miedo de sentimientos nacionalistas excluyentes, seamos protagonistas de un espacio europeo inclusivo en el que todos tengamos cabida.
